jueves, 9 de noviembre de 2017

Las razas humanas no existen

Sí estás leyendo correctamente, no es un error de imprenta. Las razas humanas no existen.
El concepto de raza es una categoría clasificatoria de la biología que se usa para definir a un conjunto de organismos o población genéticamente diferenciada en el seno de una especie, siendo los caracteres diferenciadores de tipo hereditario. Pero este concepto resulta problemático al aplicarlo a los seres humanos. ¿Por qué? Porque se ha demostrado que las diferencias en la especie humana son culturales y sociales, pero no biológicas.
La consecuencia inmediata es que el racismo cae por su propio peso. La creencia de que la humanidad está dividida en grupos biológicamente definidos, siendo unos grupos superiores a otros, no tiene sentido.
El racismo nació con el ser humano. Desde los albores de la humanidad, éste ha creído en la existencia de unos grupos superiores a otros. Siempre ha visto al diferente como inferior.
Unas veces se ha buscado justificación en las creencias, pero a partir del S.XVIII se buscaron argumentos científicos para apoyar el racismo. Así la craneometría, que impulsó P. Broca en el XIX, pretendió justificar la diferenciación racial  basándose en el tamaño del cráneo humano, según el grupo al que éste pertenecía. Se desechó esta teoría porque carecía de fundamento.
Más tarde aparecería la biología aplicada, del régimen nazi. Hitler y sus "científicos" pretendían demostrar la superioridad de una raza, previamente inventada por ellos, la raza aria, mediante hipótesis sin fundamento. La raza "aria", que significa superior literalmente, ni la arqueología, lingüística, genética o antropología han demostrado que exista.
Incluso a los nazis les resultaba difícil distinguirla, llegando a no saber dentro de los gitanos cuáles eran arios o no. Para solucionarlo todos ellos fueron al exterminio.
Poco después aparecieron los test de inteligencia basados en la cultura
Norteamérica. Aquellos que la desconocían alcanzaban índices muy bajos, así los inmigrantes eran destinados a los trabajos más duros, aptos para personas de escaso nivel intelectual.
Se intentaba relacionar las razas con niveles de inteligencia. En lugar de explicar los atrasos o la pobreza de algunos colectivos étnicos por deficiencias genéticas habría que hacerlo al revés: es la pobreza y la miseria la que produce el atraso cultural. Las capacidades intelectuales para el aprendizaje y evolución cultural son similares en toda la especie humana. En los años 60, este método de diferenciación racial, se rechazó.
Con la aparición de un nuevo campo, la genética, dado que el genotipo es el nivel más profundo de la variación humana, se ha sepultado en el pasado al racismo científico. Los estudios genéticos demuestran que no existen genes que fueran particulares de una u otra población, toda la especie tiene una uniformidad genética, da igual ser europeo, japonés o africano. Posiblemente hay más diferencias entre dos personas del mismo color que de distinto color.
Ahora bien, el ser humano es el producto de la naturaleza, de la expresión y de las interacciones de nuestras proteínas, y el tratamiento que se dé a los resultados de las investigaciones genéticas dependerá de cómo la comunidad científica y la sociedad en general quieran interpretarlo. La genética cambiará el concepto que tenemos de nosotros mismos y de las relaciones entre grupos humanos, puede que de esta forma acaben los conflictos causados por las ideas de superioridad innata y lleguemos a la conclusión de que todos pertenecemos a la misma humanidad. 
A lo largo de la historia han sido muchos los intentos de clasificar al ser humano en razas pero casi nunca los individuos cumplían con los rasgos ideados llegando a la conclusión de que las variaciones se daban más entre individuos y no entre razas.
Todos los intentos de clasificar a la especie humana han caído en el fracaso, tantos los basados en criterios fenotípicos (color de piel, rasgos faciales, pelo, forma de la nariz, incluso una combinación de rasgos) como los criterios no fenotípicos, no observables como pueden ser el grupo sanguíneo, el Rh, las reacciones al PTC (compuesto químico que algunas personas detectan con un sabor desagradable y a otras les pasa desapercibido). Para más información ver: https://unabiologaenlacocina.wordpress.com/2014/01/08/la-prueba-ptc-y-la-evolucion-del-sentido-del-gusto/
El continúo mestizaje, la aparición de nuevos genes mediante mutaciones exitosas o indiferentes, adaptaciones al medio ambiente, las migraciones etc han contribuido a la combinación genética y difuminación de los "rasgos puros" y a la aparición y acentuación de rasgos por adaptación. Una similitud biológica no indica necesariamente antecedentes comunes.
Otra consecuencia es que el término de raza no tiene ni significado biológico ni utilidad práctica, es un término que se ha eliminado del lenguaje científico y se ha sustituido en 1938 por F. Livingstone por el de "clina" que alude a las gradaciones de los caracteres en su extensión geográfica. (En el campo de la genética de las poblaciones, clina o cline (o incluso variación clinal) representa el cambio gradual de rasgos fenotípicos de una misma especie por influjos y condiciones medioambientales. La palabra fue acuñada por el biólogo y humanista inglés Julian Huxley).
M.F. Ashley Montagu fue uno de los primeros científicos que inició la demolición del concepto de raza en 1942. Propuso sustituir el concepto de "raza" por el de "etnia" siendo un concepto que alude a las diferencias culturales. En el año 1962 se afirmó que no hay razas, sino que ha habido patrones de cambio gradual en un rasgo biológico entre poblaciones, y se forma por el contacto de poblaciones o adaptación a condiciones climáticas.
Al demostrarse científicamente que las diferencias entre los humanos son irrelevantes, que todos compartimos los mismos genes, y que la diversidad física se debe, fundamentalmente, a la adaptación, al amplio rango de ambientes ecológicos ocupados por nuestra especie, sólo hablamos de distribución de frecuencias de los caracteres.
La variación existe, la especie humana es muy diversa, especialmente desde el punto de vista morfológico, pero está demostrado que son factores de adaptación a variables ambientales como el clima o la dieta. Y como todos sabemos la diversidad genética y cultural es no sólo buena sino necesaria.
El concepto de raza ha sido funesto para la humanidad y el prejuicio racial es una característica universal, fruto de una ideología que se crea para justificar la invasión, la agresión, el esclavismo. Y como cualquier odio sigue siempre la misma estrategia: se reduce la individualidad a la del grupo ( no se piensa en la persona sino en las características tópicas que adjudicamos al grupo) se inferioriza al otro, reduciéndolo a un nivel infrahumano, se le ve como una amenaza... y por último eso justifica la agresión. Esta ideología sigue siendo un caldo de cultivo para la ignorancia y la pobreza, por ello la mejor terapia contra el racismo es la educación.
Si no existen las razas sino la especie humana, todos formamos parte de la humanidad y ningún grupo es superior a otro.

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