lunes, 25 de abril de 2011

Comportamiento animal

El comportamiento, cuya función es la supervivencia de los individuos y la perpetuación de la especie, comprende todas las actividades observables de un organismo. Consiste en una serie de respuestas que se desencadenan frente a los estímulos.
Los estímulos pueden provenir : del ambiente, de otro organismo vivo o del propio organismo.
Se puede considerar al estímulo como la "llave" que abre una "puerta", es decir desencadena determinados comportamientos en los individuos.


Las actividades que componen el comportamiento tienen su base fisiológica en los receptores sensoriales, los efectores y los sistemas de coordinación, de cuya interacción dependen los tipos de respuestas.

Comportamiento apetitivo y acto consumatorio

En los animales existe un tipo de comportamiento directamente relacionado con la autoperpetuación, motivado por un impulso interno que se desencadena gracias a uno o varios estímulos-llave: es el denominado comportamiento apetitivo. Las respuestas se realizan a nivel de los efectores (músculos, cilios, glándulas, etc.) y se concretan en actos, casi siempre muy parecidos, por lo que se los denomina actos estereotipados o modelos fijos de movimiento.
El comportamiento apetitivo incluye tres fases:
Fase de apetencia
Comienza cuando se desencadena la respuesta. Por ejemplo la búsqueda del alimento.
Fase de consumación
Consiste en la satisfacción de la apetencia, es decir, dar respuesta a un estímulo. De acuerdo al ejemplo anterior, la consumación se produce cuando se ingiere el alimento.
Fase de saciedad
Sobreviene una etapa de quietud, una atenuación de la conducta de apetencia.

Los actos estereotipados implican movimientos que pueden seguir o no una determinada dirección hacia el objeto que genera el estímulo; estos movimientos reciben el nombre de orientación. Existen dos tipos principales de orientación: 
Ortocinesis, movimiento de aceleración o desaceleración que depende de la intensidad del estímulo pero no sigue una dirección precisa hacia él.
Taxia o taxismo, movimiento de acercamiento o alejamiento respecto de la fuente del estímulo, es decir con una dirección precisa.

Comportamientos innato y adquirido

El comportamiento innato es el que se hereda de los padres y se halla inscrito en la dotación genética del individuo.
El comportamiento adquirido es el que surge del aprendizaje del individuo en su constante interacción con el ambiente.
De todas maneras todo comportamiento adquirido tiene una base genética, y los comportamientos innatos están influidos por el ambiente y requieren de cierto aprendizaje.


Tipos de comportamiento de acuerdo al nivel de complejidad

El primer nivel consiste en respuestas sencillas y automáticas de los seres vivos ante un estímulo. Ejemplos: movimientos de orientación de las plantas y los actos reflejos de los animales.
El segundo nivel implica un comportamiento activo por parte del animal, en el que la influencia del aprendizaje se suma a los componentes heredados. Dentro de esta categoría se incluyen los reflejos condicionados, el apareamiento, la búsqueda de alimento, la defensa y el ataque.
El tercer nivel supone comportamientos complejos que se dan en los animales superiores, como la exploración y el juego.

El comportamiento adquirido se basa en la adquisición y el desarrollo de nuevas capacidades tomadas de experiencias previas, es decir, en el aprendizaje.
Existen distintos tipos de aprendizaje:
Habituación o acostumbramiento, consiste en la modificación del comportamiento innato provocado por la repetición del estímulo.
Reflejos condicionados, surge al asociar un estímulo secundario con un estímulo primario, que desencadena una respuesta instintiva.
Ensayo y error, se basa en la repetición de determinados actos, para los que hay varias opciones relacionadas con "recompensas" o "castigos".
Aprendizaje por discernimiento o inteligente, se lleva a cabo mediante la percepción de varias experiencias distintas y pasadas, que se integran y se aplican en una nueva experiencia y superior, y posibilita al animal conseguir lo que quiere.
Existe un tipo de comportamiento, denominado impronta o impresión (del inglés: imprinting) que consiste en un proceso de aprendizaje muy corto, en el que se produce la fijación temprana de una imagen. La impronta se produce en un determinado período del desarrollo de un animal (período sensible), que generalmente coincide con las primeras horas o los primeros días de su vida.




Algunos comportamientos específicos

El comportamiento de los seres vivos se relaciona con determinados ciclos del ambiente. Muchos comportamientos se repiten en forma cíclica cada veinticuatro horas de acuerdo con los cambios del día y de la noche (ritmo circadiano), o en ciclos más prolongados según las variaciones estacionales (ritmo anual o circanual).
Experimentos comprobaron que, aunque el estímulo externo deje de actuar, el organismo responde a éste en forma cíclica, siguiendo los ritmos circadianos o circanuales, por lo que se deduce que esos comportamientos dependen de factores endógenos o internos, también conocidos como relojes biológicos.
Comportamiento de cortejo, tiene como fin la excitación sexual previa al apareamiento.

Comportamiento de migración, originado en la necesidad de habitar regiones en las que los días son más largos.

Comportamiento de orientación, algunas especies se valen de la ecolocalización, emiten ultrasonidos que rebotan en los objetos sólidos circundantes.

Comportamiento de captura del alimento, la captura del alimento exige su previa identificación, ya sea mediante el análisis de estímulos visuales, químicos o mecánicos.

Respuestas de las plantas a los estímulos

Las plantas pueden percibir estímulos y reaccionar ante una serie de cambios de los factores ambientales: humedad, luz, gravedad, contacto y otros. Frente a los estímulos, las plantas responden con movimientos relacionados con el crecimiento y la turgencia, y con variaciones en su desarrollo; esos movimientos obedecen a estímulos internos y externos, y resultan muy lentos para una observación directa.
Los movimientos de crecimiento que responden a estímulos externos se denominan tropismos y, según el estímulo que les da origen, se distinguen: fototropismos (luz); quimiotropismos (sustancias químicas); geotropismos (gravedad); higrotropismos (humedad); tigmotropismos (contacto).
Los tropismos pueden ser positivos, si la planta se aproxima al estímulo, o negativos, si se aleja de él.