sábado, 4 de abril de 2015

Comportamiento Animal

Es el conjunto de respuestas que presentan los animales frente a los estímulos  internos y externos que reciben del medio que los rodea. Los estímulos internos dependen del funcionamiento del propio organismo. Por ejemplo, la sensación de hambre que se origina en el estómago es un estímulo interno que provoca la respuesta de buscar alimento.

Los estímulos externos, por el contrario, tienen su origen en el ambiente.  Así, la aparición de un depredador en el territorio propio estimula en el animal la respuesta de protegerse o defenderse frente a la agresión.
Sin embargo, hay numerosas reacciones que discurren de una manera totalmente automática y sin que el organismo intervenga en su curso. Son, además, reacciones que encontramos en las formas menos desarrolladas, principalmente en los animales unicelulares y de forma menos general en los pluricelulares, se trata de los tactismos, cuyo funcionamiento se atiene solamente a reglas químicas y físicas. El comportamiento como tal es una manifestación compleja y propia sólo de los animales, porque se define y delimita siempre en relación con el sistema nervioso. En el comportamiento cabe distinguir tres niveles:

El innato
El adquirido
El social

Comportamiento Innato

Dentro de este apartado se incluyen todas aquellas pautas de conducta que el animal presenta de modo natural ante una situación desconocida y que le per­mite superarla sin tener conocimiento previo de cómo resolverla.

Tactismos

Se trata de las reacciones más simples que puede pre­sentar un organismo, que en los vegetales reciben el nombre de tropismos y en los animales sólo se encuentran en los grupos inferiores. Es un tipo de reacción muy extendido entre los seres unicelulares, sobre todo en los de características animales, como son los protozoos. La reacción que desencadenan es siempre de tipo direccional, es decir, de alejarse o aproximarse al origen del desencadenante.

La fuente de estímulo puede ser física (cambios de presión), química (concentración de una determinada sustancia en el medio), luminosa (fuente de luz), etc, recibiendo en cada caso un nombre específico (fototactismo, geotactismo, quimiotactismo). Dependiendo de la reacción del organismo, aproximándose o alejándose de la fuente de estímulo, se habla de tactis­mos positivos o negativos.

Reflejos

El reflejo es la respuesta automática que da un animal ante un estímulo y es equiparable al tactismo, pero en este caso viene mediado por una célula nerviosa. Es decir, es la respuesta más simple que tienen los ani­males provistos de un sistema nervioso, aunque este sea tan sencillo como unas cuantas neuronas agrupa­das en una zona del cuerpo. En los reflejos habitualmente sólo interviene un ór­gano o un tejido. Por ejemplo el caso de un im­pulso mecánico sobre la extremidad de un animal, que provoca una reacción o contracción del músculo que atiende a dicha extremidad.

Instintos

Los instintos son un mecanismo de tipo nervioso y organizado jerárquicamente, desencadenado por distintos estímulos y cuyo fin primordial es provocar una respuesta que garantice la supervivencia del individuo. La importancia de los instintos es grande, ya que ante una situación de grave peligro para la vida del individuo, éste no puede depender exclusivamente de la compleja red de mecanismos que suponen una conducta sujeta a la voluntad y necesita una reacción rápida y automática. El instinto se diferencia del reflejo porque en su desarrollo implica a varios órganos o incluso a todo el organismo animal y porque el sistema nervioso requiere un grado de organización superior, donde existan elementos de control.

El estímulo llave o estímulo evocador se necesita para desencadenar una determinada respuesta instintiva, una vez superado un determinado umbral de intensidad. Además, es específico para cada actividad y varía en las distintas especies.

Comportamiento Adquirido

Esta forma de conducta es propia de los organismos superiores, encontrándose sobre todo en los vertebrados, aunque también hay invertebrados con una elevada capacidad de aprendizaje, como por ejemplo los pulpos, que son moluscos.

Procesos de adquisición de conducta

Un requisito previo para que puedan darse los procesos de adquisición de unas pautas de conducta, es la existencia de un sistema nervioso complejo, con un centro de control diferenciado es decir, un cerebro. Hay varias etapas que permiten llegar al aprendizaje:

Un primer paso es la llamada impregnación, es decir, la adquisición de unos conocimientos básicos durante un breve período de la vida del animal, que suele limitarse a unas pocas horas después de su nacimiento. Se adquieren así unas referencias esenciales que, en general, permitirán al animal reconocer a los individuos de su propia especie y diferenciar también a sus progenitores.
La habituación, que se da también en los invertebrados inferiores y que consiste en la capacidad de un animal de no reaccionar ante un estímulo repetido. De este modo, si se repite un estímulo que en condiciones normales provocaría la huida, pues su presencia indica peligro, el animal, al no recibir daño, puede habituarse a la presencia de este estímulo sin huir.
El condicionamiento o aprendizaje asociativo requiere un sistema nervioso complejo, pues es necesario que se establezcan relaciones entre distintos estímulos.
La imitación permite a un animal adoptar un com­portamiento que ha observado en otros animales de su entorno. Dicho comportamiento lo encontramos en algunas aves y, sobre todo, en los mamíferos supe­riores. La llamada tradición está relacionada con este mecanismo. En este caso, una conducta nueva que se ha aprendido, se incorpora al conjunto de pautas de comportamiento propias de la especie, que el animal aprende en la infancia, durante las primeras fases de su desarrollo.

Comportamiento Social

Es la búsqueda de una mayor eficacia, no sólo en bene­ficio del individuo sino también de la especie, da lugar a un aspecto de la conducta que incluye tanto elementos innatos, e incluso reflejos, como otros adquiridos.

Comportamiento Social de los Insectos

Las colonias de insectos son un ejemplo clásico, en ellas se da una estricta jerarquización y distribución del trabajo. Cada individuo desarrolla una actividad concreta, para la que incluso presenta caracteres anatómicos especiales. Tanto en las hormigas como en las abejas, los machos, cuya única función es proporcionar los espermatozoides, presentan un aspecto bien diferente de las hembras y también dentro de éstas, las encargadas de la reproducción son muy distintas de las que desempeñan funciones de alimentación, defensa o cuidado del nido. En todos estos animales, este comportamiento social está rígidamente contro­lado por los aspectos innatos de la conducta.

Comportamiento Social de los Vertebrados

Al igual que sucede con los invertebrados, hay un primer ­nivel innato que permite a los individuos de la misma especie agruparse en sociedades. El grado de integración y volumen de éstas depende de factores como el tipo de alimentación o el desarrollo psíquico. Los carnívoros, en general, forman grupos menos numerosos, aunque en ellos, lo mismo que en los omnívoros, llegan a constituirse unidades sociales de una gran complejidad y coherencia.

Muchos herbívoros, como los caballos salvajes, las cebras, etc., viven formando grandes manadas, dentro de las cuales pueden diferenciarse a veces grupos familiares o harenes, pero en otros casos no se da este nivel de relación y es la propia cantidad de individuos el factor de cohesión como protección frente a los depredadores.

Esta cualidad defensiva es, al parecer, la que impulsa a muchos peces como las sardinas o los arenques a formar grandes bancos, aunque también los depredadores, los atunes, se asocian en bancos que les proporcionan ventajas reproductivas o para engullir a sus presas.

En los mamíferos, la unidad familiar se encuentra en distintos grupos y muchas veces se reduce a la hembra y sus crías, como es el caso del oso. En otros, como el león, puede haber uno o más machos con varias hembras y sus correspondientes crías. Los mecanismos de cohesión en estos casos no son sólo de tipo instintivo sino que se desarrolla una compleja red de factores de reconocimiento y relación, que incluye lo que podríamos llamar conducta afectiva y que es propia de los mamíferos.

La complejidad psíquica de estos animales, muy desarrollada en primates como el chimpancé, el gorila, el ser humano, etc, obliga a que el individuo permanezca un período prolongado de sus primeros años dentro del núcleo reducido de su madre o de su familia con objeto de adquirir los conocimientos aprendidos que son propios de la especie, pues el aprendizaje es un mecanismo neurológico que se basa en el establecimiento paulatino de conexiones neuronales en el cerebro y que va unido al desarrollo físico del individuo.

Fuente

Tala, José y Infiesta, Eva. Crisol Enciclopedia Escolar Universal Carroggio. Carroggio, SA.DE Ediciones-Barcelona

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