sábado, 22 de octubre de 2016
Función biológica de las proteínas
Así como los polisacáridos se reducen a ser
sustancias de reserva o moléculas estructurales, las proteínas asumen funciones
muy variadas gracias a su gran hetereogeneidad estructural. Describir las
funciones de las proteínas equivale a describir en términos moleculares todos
los fenómenos biológicos. Podemos destacar las siguientes:
función enzimática
función hormonal
función de reconocimiento de señales
función de transporte
función estructural
función de defensa
función de movimiento
función de reserva
transducción de señales
función reguladora
Muchas proteínas ejercen a la vez más de una de
las funciones enumeradas: Las proteínas de membrana tienen tanto función estructural
como enzimática; la ferritina es una proteína que transporta y, a la vez,
almacena el hierro; la miosina interviene en la contracción muscular, pero
también funciona como un enzima capaz de hidrolizar el ATP, y así se podrían
poner muchos ejemplos más.
Función enzimática
La gran mayoría de las reacciones metabólicas tienen
lugar gracias a la presencia de un catalizador de naturaleza proteica
específico para cada reacción. Estos biocatalizadores reciben el nombre de
enzimas. La gran mayoría de las proteínas son enzimas.
Función hormonal
Las hormonas son sustancias producidas por una
célula y que una vez secretadas ejercen su acción sobre otras células dotadas
de un receptor adecuado. Algunas hormonas son de naturaleza proteica, como la
insulina y el glucagón (que regulan los niveles de glucosa en sangre) o las
hormonas segregadas por la hipófisis como la hormona del crecimiento, o la
calcitonina (que regula el metabolismo del calcio).
Estructura primaria de la insulina |
Función de reconocimiento de señales
La superficie celular alberga un gran número de
proteínas encargadas del reconocimiento de señales químicas de muy diverso tipo.
Existen receptores hormonales, de neurotransmisores, de anticuerpos, de virus,
de bacterias, etc. En muchos casos, los ligandos que reconoce el receptor (hormonas
y neurotransmisores) son, a su vez, de naturaleza proteica.
Función de transporte
En los seres vivos son esenciales los fenómenos de
transporte, bien para llevar una molécula hidrofóbica a través de un medio
acuoso (transporte de oxígeno o lípidos a través de la sangre) o bien para
transportar moléculas polares a través de barreras hidrofóbicas (transporte a
través de la membrana plasmática). Los transportadores biológicos son siempre
proteínas.
Función estructural
Las células poseen un citoesqueleto de
naturaleza proteica que constituye un armazón alrededor del cual se organizan
todos sus componentes, y que dirige fenómenos tan importantes como el
transporte intracelular o la división celular. En los tejidos de sostén
(conjuntivo, óseo, cartilaginoso) de los vertebrados, las fibras de colágeno
forman parte importante de la matriz extracelular (de color claro en la Figura)
y son las encargadas de conferir resistencia mecánica tanto a la tracción como
a la compresión.
Función de defensa
La propiedad fundamental de los mecanismos de defensa
es la de discriminar lo propio de lo extraño. En bacterias, una serie de
proteínas llamadas endonucleasas de restricción se encargan de identificar y
destruir aquellas moléculas de DNA que no identifica como propias (en la parte
inferior de la figura de abajo).
Función de movimiento
Todas las funciones de motilidad de los seres vivos
están relacionadas con las proteínas. Así, la contracción del músculo resulta
de la interacción entre dos proteínas, la actina y la miosina.
Función de reserva
La ovoalbúmina de la clara de huevo, la
lactoalbúmina de la leche, la gliadina del grano de trigo y la hordeína de la
cebada, constituyen una reserva de aminoácidos para el futuro desarrollo del
embrión.
Transducción de señales
Los fenómenos de transducción (cambio en la naturaleza
físico-química de señales) están mediados por proteínas. Así, durante el proceso
de la visión, la rodopsina de la retina convierte (o mejor dicho, transduce) un
fotón luminoso (una señal física) en un impulso nervioso (una señal eléctrica),
y un receptor hormonal convierte una señal química (una hormona) en una serie
de modificaciones en el estado funcional de la célula.
Función reguladora
Muchas proteínas se unen al DNA y de esta forma
controlan la transcripción génica. De esta forma el organismo se asegura de que
la célula, en todo momento, tenga todas las proteínas necesarias para
desempeñar normalmente sus funciones. Las distintas fases del ciclo celular son
el resultado de un complejo mecanismo de regulación desempeñado por proteínas
como la ciclina.
Relación estructura
y función en las proteínas
Las proteínas son las macromoléculas más
versátiles de cuantas existen en la materia viva: desempeñan un elevado número
de funciones biológicas diferentes. Cada proteína está especializada en llevar
a cabo una determinada función.
Entre las funciones de las proteínas cabe
destacar las siguientes: catalíticas, estructurales, de transporte, nutrientes
y de reserva, contráctiles o mótiles, de defensa, reguladoras del metabolismo,
y otras muchas que determinadas proteínas desempeñan en organismos concretos.
La función de una proteína depende de la interacción
de la misma con una molécula a la que llamamos ligando (en el caso particular
de los enzimas el ligando recibe el nombre de sustrato). El ligando es
específico de cada proteína. A su vez, la interacción entre proteína y ligando
reside en un principio de complementariedad estructural: el ligando debe
encajar en un hueco existente en la superficie de la proteína (el centro
activo) tal y como lo haría una llave en una cerradura.
Sólo aquel o aquellos ligandos capaces de
acoplarse en el centro activo de la proteína serán susceptibles de interactuar
con ella.
Hay que tener en cuenta que este acoplamiento no es
meramente espacial, sino que la proteína "ve" en su ligando, además
de la forma, la distribución de cargas eléctricas, sus distintos grupos
funcionales, y, en general, las posibilidades de establecer interacciones
débiles con él a través de los grupos R de los aminoácidos que rodean el centro
activo (el ligando "atraca" en el centro activo como lo haría un
barco en un muelle, se establecen entre ambos "amarras" en forma de
interacciones débiles que hacen más estable la asociación).
De lo anteriormente expuesto es fácil deducir
que para que una proteína desempeñe su función biológica debe permanecer
intacta su conformación tridimensional nativa. Si se pierde dicha conformación,
y por lo tanto se altera la estructura del centro activo, ya no habrá
acoplamiento entre proteína y ligando (no se "reconocerán") y la
interacción entre ambos, de la que depende la función, ya no tendrá lugar. Como
corolario de este razonamiento podemos afirmar que la función biológica de una
proteína depende de su conformación tridimensional.
En resumen, la secuencia de aminoácidos de una
proteína determina su conformación tridimensional, y ésta, a su vez, su función
biológica.
Las proteínas como moléculas ejecutoras
Proteínas
Definición
Son polímeros lineales de L-aminoácidos
unidos mediante enlace peptídico. Las proteínas son macromoléculas muy
versátiles, que desempeñan tanto funciones estructurales como dinámicas.
Los
aminoácidos son las moléculas unitarias, los monómeros de las proteínas. Todos
los aminoácidos tienen una estructura común, que consiste en un átomo de
carbono, el carbono alfa unido a un grupo carboxilo, un grupo amino y un átomo
de Hidrógeno. La cuarta valencia del carbono alfa se completa con un grupo
atómico de estructura variable, al que identificaremos como R (por Radical).
En el aminoácido de estructura más sencilla, la
glicina, el R es un átomo de Hidrógeno.
Exceptuando la glicina, en todos los demás aminoácidos el carbono alfa es un
carbono asimétrico o quiral. Así se denomina a los átomos de carbono unidos a
cuatro grupos atómicos diferentes.
Las moléculas que, como los aminoácidos, tienen carbonos asimétricos, presentan
isomería óptica. Es decir, por cada carbono asimétrico existen dos formas
isoméricas, llamadas isómeros ópticos, que son imágenes especulares una de la
otra. Los isómeros ópticos pertenecen a las series D o L. Los aminoácidos
utilizados por los seres vivos son siempre de la serie L. Éstos se representan
con el grupo amino ubicado a la izquierda.
En
solución acuosa, los aminoácidos por lo general tienen carga eléctrica,
ya que tanto el grupo amino como el carboxilo son ionizables. El grupo amino es
básico y adquiere carga positiva cuando capta un protón. El grupo carboxilo, en
tanto ácido, puede ceder un protón y adquirir carga negativa. Según la
concentración de protones libres disponibles en el medio donde se encuentre
(según el pH), el aminoácido será un catión, un anión, o un ión dipolar, si
ambos grupos se ionizan simultáneamente.
Se dice que los aminoácidos son anfolitos o anfóteros, pues tienen la capacidad de comportarse como bases o como ácidos; esta capacidad los faculta para actuar como amortiguadores del pH.
Se dice que los aminoácidos son anfolitos o anfóteros, pues tienen la capacidad de comportarse como bases o como ácidos; esta capacidad los faculta para actuar como amortiguadores del pH.
El grupo R o Radical de los
aminoácidos es diferente para cada uno de ellos. Existen 20 radicales
diferentes; por lo tanto, 20 clases de aminoácidos distintos forman las
proteínas.
Si bien los 20 aminoácidos son necesarios, hay 8 de ellos que la especie humana no puede sintetizar y debe adquirir con la alimentación; son los llamados aminoácidos esenciales.
Según la composición de sus radicales, los aminoácidos se clasifican en apolares, polares con densidad de carga y polares con tendencia a ionizarse, es decir, con tendencia a adquirir carga neta. Entre los últimos están los aminoácidos básicos y los ácidos, que son los que llevan otro grupo amino o carboxilo, respectivamente, en su radical.
Si bien los 20 aminoácidos son necesarios, hay 8 de ellos que la especie humana no puede sintetizar y debe adquirir con la alimentación; son los llamados aminoácidos esenciales.
Según la composición de sus radicales, los aminoácidos se clasifican en apolares, polares con densidad de carga y polares con tendencia a ionizarse, es decir, con tendencia a adquirir carga neta. Entre los últimos están los aminoácidos básicos y los ácidos, que son los que llevan otro grupo amino o carboxilo, respectivamente, en su radical.
Es el
enlace que establecen entre sí los aminoácidos. El enlace peptídico se produce
al reaccionar el grupo amino de un aminoácido con el grupo carboxilo de otro
aminoácido. Los aminoácidos así combinados se llaman restos o residuos de
aminoácidos.
Al formarse la unión peptídica se desprende una molécula de agua. De manera que la reacción en la cual se enlazan los aminoácidos es una condensación. La inversa, en la cual el enlace peptídico se rompe y se obtienen aminoácidos libres, es una hidrólisis.
Al formarse la unión peptídica se desprende una molécula de agua. De manera que la reacción en la cual se enlazan los aminoácidos es una condensación. La inversa, en la cual el enlace peptídico se rompe y se obtienen aminoácidos libres, es una hidrólisis.
Péptidos
Una
cadena que contiene dos o más residuos de aminoácidos es un péptido. Hasta diez
residuos se la llama oligopéptido y por encima de diez residuos, polipéptido.
Una proteína es un polipéptido de alto peso molecular, pero el límite entre
ambos es arbitrario y varía según los autores.
Los péptidos presentan dos extremos distintos: el N-terminal y el C-terminal. El N-terminal es el que tiene un residuo de aminoácido con grupo amino libre; este residuo es considerado el primero de la cadena. El extremo C-terminal es el que tiene un residuo de aminoácido con el grupo carboxilo libre; éste es considerado el último residuo de la cadena.
Los péptidos presentan dos extremos distintos: el N-terminal y el C-terminal. El N-terminal es el que tiene un residuo de aminoácido con grupo amino libre; este residuo es considerado el primero de la cadena. El extremo C-terminal es el que tiene un residuo de aminoácido con el grupo carboxilo libre; éste es considerado el último residuo de la cadena.
Niveles estructurales de las proteínas
Todas las proteínas son cadenas de alto
peso molecular formadas por residuos de aminoácidos. ¿En qué se diferencia una
proteína de otra? Las proteínas se diferencian, en primer lugar, por el número,
tipo y orden de los aminoácidos que constituyen su cadena. La secuencia de
aminoácidos que presenta una proteína particular se denomina estructura
primaria.
En algunas proteínas hay más de un residuo del
aminoácido cisteína, que lleva un grupo sulfhidrilo en su radical. Dos residuos
de cisteína pueden establecer una unión covalente entre los átomos de azufre,
el puente disulfuro. La posición de los puentes disulfuro, cuando están
presentes, forma parte de la estructura primaria.
Además de una secuencia particular de aminoácidos, las proteínas se pliegan sobre sí mismas, adoptando una estructura espacial determinada, o conformación nativa. Cada proteína adopta siempre la misma conformación nativa, si las condiciones del medio lo permiten. Esto indica que la forma de una proteína depende de su estructura primaria.
El primer nivel de plegamiento de una proteína es su estructura secundaria. La estructura secundaria puede ser regular, como la alfa hélice o la hoja plegada beta, o no seguir un patrón regular, en cuyo caso es de tipo aleatoria.
Las estructuras secundarias se originan porque se establecen uniones puentes de hidrógeno entre los restos amino y carboxilo de aminoácidos que están relativamente distantes en la estructura primaria, produciendo así un acercamiento entre ellos.
La estructura terciaria es la disposición global que adoptan en el espacio las distintas regiones de una proteína, después de haber adquirido su estructura secundaria. Esta disposición depende de interacciones que se establecen entre radicales, en general bastante alejados en la estructura primaria. Entre dichas interacciones se cuentan: uniones iónicas, puentes de hidrógeno, interacciones hidrofóbicas (todas ellas uniones no covalentes) y puentes disulfuro.
Algunas proteínas tienen estructura cuaternaria. Esta estructura se alcanza cuando la proteína está formada por dos o más cadenas polipeptídicas unidas entre sí por uniones no covalentes entre los radicales. A cada una de las cadenas que constituyen la proteína se le da el nombre de protómero o subunidad. Las proteínas de estructura cuaternaria también se conocen como proteínas oligoméricas.
Además de una secuencia particular de aminoácidos, las proteínas se pliegan sobre sí mismas, adoptando una estructura espacial determinada, o conformación nativa. Cada proteína adopta siempre la misma conformación nativa, si las condiciones del medio lo permiten. Esto indica que la forma de una proteína depende de su estructura primaria.
El primer nivel de plegamiento de una proteína es su estructura secundaria. La estructura secundaria puede ser regular, como la alfa hélice o la hoja plegada beta, o no seguir un patrón regular, en cuyo caso es de tipo aleatoria.
Las estructuras secundarias se originan porque se establecen uniones puentes de hidrógeno entre los restos amino y carboxilo de aminoácidos que están relativamente distantes en la estructura primaria, produciendo así un acercamiento entre ellos.
La estructura terciaria es la disposición global que adoptan en el espacio las distintas regiones de una proteína, después de haber adquirido su estructura secundaria. Esta disposición depende de interacciones que se establecen entre radicales, en general bastante alejados en la estructura primaria. Entre dichas interacciones se cuentan: uniones iónicas, puentes de hidrógeno, interacciones hidrofóbicas (todas ellas uniones no covalentes) y puentes disulfuro.
Algunas proteínas tienen estructura cuaternaria. Esta estructura se alcanza cuando la proteína está formada por dos o más cadenas polipeptídicas unidas entre sí por uniones no covalentes entre los radicales. A cada una de las cadenas que constituyen la proteína se le da el nombre de protómero o subunidad. Las proteínas de estructura cuaternaria también se conocen como proteínas oligoméricas.
Desnaturalización
La
desnaturalización es la destrucción de la conformación nativa de una proteína,
sin que se vea afectada su estructura primaria. La proteína conserva la cadena,
pero no su estructura espacial. Cuando una proteína se desnaturaliza, la función
biológica se pierde, ya que ésta se halla estrechamente ligada a la forma.
Dado que la conformación nativa de una proteína está sostenida por uniones relativamente débiles, muchos agentes son capaces de afectarla, por ejemplo: calor, radiaciones, congelamientos repetidos, grandes presiones, ácidos o bases muy concentrados que provocan marcados cambios de pH, algunos solventes orgánicos, etc.
Dado que la conformación nativa de una proteína está sostenida por uniones relativamente débiles, muchos agentes son capaces de afectarla, por ejemplo: calor, radiaciones, congelamientos repetidos, grandes presiones, ácidos o bases muy concentrados que provocan marcados cambios de pH, algunos solventes orgánicos, etc.
Funciones de las proteínas
Las proteínas desempeñan infinidad de
funciones: hormonal, de sostén, contráctil, de transporte, de defensa,
regulación genética, recepción de señales, enzimática y muchas otras. También
pueden ser oxidadas para la producción de energía (rinden 4 Kcal/g) aunque no
se reservan con este fin.
Todos hemos oído hablar de la información genética y se sabe que esta información, guardada en las moléculas de ADN, es la responsable de las características de un organismo y de las diferencias entre una planta y un perro, o entre dos personas. Lo que no todos saben es que la información que guarda el ADN es la información para fabricar proteínas. No heredamos el color de pelo, o la estatura, heredamos recetas con las instrucciones para elaborar determinadas proteínas. Luego, las proteínas son las encargadas de dotar al organismo de su estructura, su función y sus características propias.
Todos hemos oído hablar de la información genética y se sabe que esta información, guardada en las moléculas de ADN, es la responsable de las características de un organismo y de las diferencias entre una planta y un perro, o entre dos personas. Lo que no todos saben es que la información que guarda el ADN es la información para fabricar proteínas. No heredamos el color de pelo, o la estatura, heredamos recetas con las instrucciones para elaborar determinadas proteínas. Luego, las proteínas son las encargadas de dotar al organismo de su estructura, su función y sus características propias.
Las enzimas son proteínas de estructura terciaria o
cuaternaria que cumplen la función de catalizadores biológicos,
acelerando las reacciones químicas del metabolismo. Las enzimas hacen que la
velocidad de las reacciones sea compatible con la vida. Sin enzimas, no
existiría el metabolismo.
El mecanismo de acción de las enzimas ha sido explicado mediante el modelo de llave-cerradura. Cada enzima presenta un sitio (como un bolsillo en la estructura de la molécula) llamado sitio activo, donde encajan los sustratos de las reacciones químicas, tal como una llave encaja en su cerradura. La unión del sustrato al sitio activo facilita la formación del producto. Una vez formado, el producto se libera del sitio activo y la enzima se recupera sin cambios.
Este mecanismo de acción explica algunas propiedades de las enzimas: actúan a muy bajas concentraciones y son específicas.
Actúan a muy bajas concentraciones debido a que su estructura no resulta alterada al finalizar la reacción y, por lo tanto, la misma molécula de enzima puede catalizar sucesivas reacciones.
Son específicas: dado que la catálisis requiere el ingreso del sustrato al sitio activo, el sustrato y la enzima no solo deben tener afinidad química, sino también una forma complementaria. La misma enzima, en general, no admite sustratos distintos, como una cerradura no admite diferentes llaves.
Otra propiedad muy importante de las enzimas es que son regulables: ciertas sustancias pueden actuar como moduladores de la actividad enzimática, acrecentándola o disminuyéndola. También existen mecanismos como “interruptores” que pueden “encender” o “apagar” una enzima, controlando así el metabolismo por medio de su actividad.
Por último, se debe tener en cuenta que las enzimas son proteínas. Esto las hace pasibles de ser afectadas por distintos agentes desnaturalizantes. Una enzima desnaturalizada pierde su capacidad de catalizador, es decir, pierde su función específica.
El mecanismo de acción de las enzimas ha sido explicado mediante el modelo de llave-cerradura. Cada enzima presenta un sitio (como un bolsillo en la estructura de la molécula) llamado sitio activo, donde encajan los sustratos de las reacciones químicas, tal como una llave encaja en su cerradura. La unión del sustrato al sitio activo facilita la formación del producto. Una vez formado, el producto se libera del sitio activo y la enzima se recupera sin cambios.
Este mecanismo de acción explica algunas propiedades de las enzimas: actúan a muy bajas concentraciones y son específicas.
Actúan a muy bajas concentraciones debido a que su estructura no resulta alterada al finalizar la reacción y, por lo tanto, la misma molécula de enzima puede catalizar sucesivas reacciones.
Son específicas: dado que la catálisis requiere el ingreso del sustrato al sitio activo, el sustrato y la enzima no solo deben tener afinidad química, sino también una forma complementaria. La misma enzima, en general, no admite sustratos distintos, como una cerradura no admite diferentes llaves.
Otra propiedad muy importante de las enzimas es que son regulables: ciertas sustancias pueden actuar como moduladores de la actividad enzimática, acrecentándola o disminuyéndola. También existen mecanismos como “interruptores” que pueden “encender” o “apagar” una enzima, controlando así el metabolismo por medio de su actividad.
Por último, se debe tener en cuenta que las enzimas son proteínas. Esto las hace pasibles de ser afectadas por distintos agentes desnaturalizantes. Una enzima desnaturalizada pierde su capacidad de catalizador, es decir, pierde su función específica.
Proteínas
El término proteína deriva del griego
"proteos" (lo primero, lo principal) y habla de su gran importancia
para los seres vivos. La importancia de las proteínas es, en un primer
análisis, cuantitativa: constituyen el 50% del peso seco de la célula (15% del peso
total) por lo que representan la categoría de biomoléculas más abundante
después del agua.
Sin embargo su gran importancia biológica
reside, más que en su abundancia en la materia viva, en el elevado número de
funciones biológicas que desempeñan, en su gran versatilidad funcional y sobre
todo en la particular relación que las une con los ácidos nucleicos, ya que
constituyen el vehículo habitual de expresión de la información genética
contenida en éstos últimos.
Composición de las proteínas
Desde el punto de vista de su composición
elemental todas las proteínas contienen carbono, hidrógeno, oxígeno y
nitrógeno, mientras que casi todas contienen además azufre (Cabe resaltar que
en azúcares y lípidos el nitrógeno sólo aparece en algunos de ellos). Hay otros
elementos que aparecen solamente en algunas proteínas (fósforo, cobre, zinc,
hierro, etc.).
Las proteínas son biomoléculas de elevado peso
molecular (macromoléculas) y presentan una estructura química compleja. Sin
embargo, cuando se someten a hidrólisis ácida, se descomponen en una serie de
compuestos orgánicos sencillos de bajo peso molecular: los α-aminoácidos. Este
rasgo lo comparten las proteínas con otros tipos de macromoléculas: todas son
polímeros complejos formados por la unión de unos pocos monómeros o sillares
estructurales de bajo peso molecular. Existen 20 α-aminoácidos diferentes que
forman parte de las proteínas.
En las moléculas proteicas los sucesivos restos
aminoácidos se hallan unidos covalentemente entre sí formando largos polímeros
no ramificados. El tipo de enlace que los une recibe el nombre de enlace
peptídico. Las cadenas de aminoácidos de las proteínas no son polímeros al
azar, de longitud indefinida, cada una de ellas posee una determinada
composición química, un peso molecular y una secuencia ordenada de aminoácidos.
Clasificación de las proteínas
Las proteínas se clasifican en dos clases
principales atendiendo a su composición. Las proteínas simples u holoproteínas
son las que están compuestas exclusivamente por aminoácidos. Las proteínas
conjugadas o heteroproteínas son las que están compuestas por aminoácidos y
otra sustancia de naturaleza no proteica que recibe el nombre de grupo
prostético. Las proteínas conjugadas pueden a su vez clasificarse en función de
la naturaleza de su grupo prostético. Así, se habla de glucoproteínas, cuando
el grupo prostético es un glúcido, lipoproteínas cuando es un lípido,
metaloproteínas cuando es un ion metálico, fosfoproteínas cuando es un grupo
fosfato, etc.
Otro criterio de clasificación de las proteínas es la
forma tridimensional de su molécula. Las proteínas fibrosas son de forma
alargada, generalmente son insolubles en agua y suelen tener una función
estructural, mientras que las proteínas globulares forman arrollamientos
compactos de forma globular y suelen tener funciones de naturaleza dinámica
(catalíticas, de transporte, etc).
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