El término proteína deriva del griego
"proteos" (lo primero, lo principal) y habla de su gran importancia
para los seres vivos. La importancia de las proteínas es, en un primer
análisis, cuantitativa: constituyen el 50% del peso seco de la célula (15% del peso
total) por lo que representan la categoría de biomoléculas más abundante
después del agua.
Sin embargo su gran importancia biológica
reside, más que en su abundancia en la materia viva, en el elevado número de
funciones biológicas que desempeñan, en su gran versatilidad funcional y sobre
todo en la particular relación que las une con los ácidos nucleicos, ya que
constituyen el vehículo habitual de expresión de la información genética
contenida en éstos últimos.
Composición de las proteínas
Desde el punto de vista de su composición
elemental todas las proteínas contienen carbono, hidrógeno, oxígeno y
nitrógeno, mientras que casi todas contienen además azufre (Cabe resaltar que
en azúcares y lípidos el nitrógeno sólo aparece en algunos de ellos). Hay otros
elementos que aparecen solamente en algunas proteínas (fósforo, cobre, zinc,
hierro, etc.).
Las proteínas son biomoléculas de elevado peso
molecular (macromoléculas) y presentan una estructura química compleja. Sin
embargo, cuando se someten a hidrólisis ácida, se descomponen en una serie de
compuestos orgánicos sencillos de bajo peso molecular: los α-aminoácidos. Este
rasgo lo comparten las proteínas con otros tipos de macromoléculas: todas son
polímeros complejos formados por la unión de unos pocos monómeros o sillares
estructurales de bajo peso molecular. Existen 20 α-aminoácidos diferentes que
forman parte de las proteínas.
En las moléculas proteicas los sucesivos restos
aminoácidos se hallan unidos covalentemente entre sí formando largos polímeros
no ramificados. El tipo de enlace que los une recibe el nombre de enlace
peptídico. Las cadenas de aminoácidos de las proteínas no son polímeros al
azar, de longitud indefinida, cada una de ellas posee una determinada
composición química, un peso molecular y una secuencia ordenada de aminoácidos.
Clasificación de las proteínas
Las proteínas se clasifican en dos clases
principales atendiendo a su composición. Las proteínas simples u holoproteínas
son las que están compuestas exclusivamente por aminoácidos. Las proteínas
conjugadas o heteroproteínas son las que están compuestas por aminoácidos y
otra sustancia de naturaleza no proteica que recibe el nombre de grupo
prostético. Las proteínas conjugadas pueden a su vez clasificarse en función de
la naturaleza de su grupo prostético. Así, se habla de glucoproteínas, cuando
el grupo prostético es un glúcido, lipoproteínas cuando es un lípido,
metaloproteínas cuando es un ion metálico, fosfoproteínas cuando es un grupo
fosfato, etc.
Otro criterio de clasificación de las proteínas es la
forma tridimensional de su molécula. Las proteínas fibrosas son de forma
alargada, generalmente son insolubles en agua y suelen tener una función
estructural, mientras que las proteínas globulares forman arrollamientos
compactos de forma globular y suelen tener funciones de naturaleza dinámica
(catalíticas, de transporte, etc).
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