Es el conjunto de
respuestas que presentan los animales frente a los estímulos internos y
externos que reciben del medio que los rodea. Los estímulos internos dependen del funcionamiento del propio organismo. Por ejemplo, la sensación de hambre que se origina en el estómago es un estímulo interno que provoca la respuesta de buscar alimento.
Los estímulos externos, por el contrario, tienen su origen en el ambiente. Así, la aparición de un depredador en el territorio propio estimula en el animal la respuesta de protegerse o defenderse frente a la agresión.
Sin embargo, hay
numerosas reacciones que discurren de una manera totalmente automática y sin
que el organismo intervenga en su curso. Son, además, reacciones que
encontramos en las formas menos desarrolladas, principalmente en los animales
unicelulares y de forma menos general en los pluricelulares, se trata de los
tactismos, cuyo funcionamiento se atiene solamente a reglas químicas y físicas.
El comportamiento como tal es una manifestación compleja y propia sólo de los
animales, porque se define y delimita siempre en relación con el sistema
nervioso. En el comportamiento cabe distinguir tres niveles:
El
innato
El
adquirido
El
social
Comportamiento
Innato
Dentro
de este apartado se incluyen todas aquellas pautas de conducta que el animal
presenta de modo natural ante una situación desconocida y que le permite superarla sin tener conocimiento previo de cómo resolverla.
Tactismos
Se
trata de las reacciones más simples que puede presentar un organismo, que en
los vegetales reciben el nombre de tropismos y en los animales sólo se
encuentran en los grupos inferiores. Es un tipo de reacción muy extendido entre
los seres unicelulares, sobre todo en los de características animales, como son
los protozoos. La reacción que desencadenan es siempre de tipo direccional, es
decir, de alejarse o aproximarse al origen del desencadenante.
La
fuente de estímulo puede ser física (cambios de presión), química
(concentración de una determinada sustancia en el medio), luminosa (fuente de
luz), etc, recibiendo en cada caso un nombre específico (fototactismo,
geotactismo, quimiotactismo). Dependiendo de la reacción del organismo, aproximándose o alejándose de la fuente de estímulo, se habla de tactismos positivos o negativos.
Reflejos
El
reflejo es la respuesta automática que da un animal ante un estímulo y es
equiparable al tactismo, pero en este caso viene mediado por una célula
nerviosa. Es decir, es la respuesta más simple que tienen los animales
provistos de un sistema nervioso, aunque este sea tan sencillo como unas
cuantas neuronas agrupadas en una zona del cuerpo. En los reflejos
habitualmente sólo interviene un órgano o un tejido. Por ejemplo el caso de un
impulso mecánico sobre la extremidad de un animal, que provoca una reacción o
contracción del músculo que atiende a dicha extremidad.
Instintos
Los
instintos son un mecanismo de tipo nervioso y organizado jerárquicamente,
desencadenado por distintos estímulos y cuyo fin primordial es provocar una
respuesta que garantice la supervivencia del individuo. La importancia de los
instintos es grande, ya que ante una situación de grave peligro para la vida
del individuo, éste no puede depender exclusivamente de la compleja red de
mecanismos que suponen una conducta sujeta a la voluntad y necesita una
reacción rápida y automática. El instinto se diferencia del reflejo porque en
su desarrollo implica a varios órganos o incluso a todo el organismo animal y
porque el sistema nervioso requiere un grado de organización superior, donde
existan elementos de control.
El
estímulo llave o estímulo evocador se necesita para desencadenar una
determinada respuesta instintiva, una vez superado un determinado umbral de
intensidad. Además, es específico para cada actividad y varía en las distintas
especies.
Comportamiento
Adquirido
Esta
forma de conducta es propia de los organismos superiores, encontrándose sobre
todo en los vertebrados, aunque también hay invertebrados con una elevada capacidad de aprendizaje, como por ejemplo los pulpos, que son moluscos.
Procesos
de adquisición de conducta
Un
requisito previo para que puedan darse los procesos de adquisición de unas
pautas de conducta, es la existencia de un sistema nervioso complejo, con un
centro de control diferenciado es decir, un cerebro. Hay varias etapas que
permiten llegar al aprendizaje:
Un
primer paso es la llamada impregnación, es decir, la adquisición de unos
conocimientos básicos durante un breve período de la vida del animal, que suele
limitarse a unas pocas horas después de su nacimiento. Se adquieren así unas
referencias esenciales que, en general, permitirán al animal reconocer a los
individuos de su propia especie y diferenciar también a sus progenitores.
La
habituación, que se da también en los invertebrados inferiores y que consiste
en la capacidad de un animal de no reaccionar ante un estímulo repetido. De
este modo, si se repite un estímulo que en condiciones normales provocaría la
huida, pues su presencia indica peligro, el animal, al no recibir daño, puede
habituarse a la presencia de este estímulo sin huir.
El
condicionamiento o aprendizaje asociativo requiere un sistema nervioso
complejo, pues es necesario que se establezcan relaciones entre distintos estímulos.
La
imitación permite a un animal adoptar un comportamiento que ha observado en
otros animales de su entorno. Dicho comportamiento lo encontramos en algunas
aves y, sobre todo, en los mamíferos superiores. La llamada tradición está
relacionada con este mecanismo. En este caso, una conducta nueva que se ha
aprendido, se incorpora al conjunto de pautas de comportamiento propias de la
especie, que el animal aprende en la infancia, durante las primeras fases de su
desarrollo.
Comportamiento
Social
Es
la búsqueda de una mayor eficacia, no sólo en beneficio del individuo sino
también de la especie, da lugar a un aspecto de la conducta que incluye tanto
elementos innatos, e incluso reflejos, como otros adquiridos.
Comportamiento
Social de los Insectos
Las
colonias de insectos son un ejemplo clásico, en ellas se da una estricta
jerarquización y distribución del trabajo. Cada individuo desarrolla una
actividad concreta, para la que incluso presenta caracteres anatómicos especiales. Tanto en las hormigas como en las abejas, los machos, cuya única
función es proporcionar los espermatozoides, presentan un aspecto bien diferente de las hembras y también dentro de éstas, las encargadas de la
reproducción son muy distintas de las que desempeñan funciones de alimentación,
defensa o cuidado del nido. En todos estos animales, este comportamiento social
está rígidamente controlado por los aspectos innatos de la conducta.
Comportamiento
Social de los Vertebrados
Al
igual que sucede con los invertebrados, hay un primer nivel innato que permite
a los individuos de la misma especie agruparse en sociedades. El grado de
integración y volumen de éstas depende de factores como el tipo de alimentación
o el desarrollo psíquico. Los carnívoros, en general, forman grupos menos
numerosos, aunque en ellos, lo mismo que en los omnívoros, llegan a
constituirse unidades sociales de una gran complejidad y coherencia.
Muchos
herbívoros, como los caballos salvajes, las cebras, etc., viven formando grandes
manadas, dentro de las cuales pueden diferenciarse a veces grupos familiares o
harenes, pero en otros casos no se da este nivel de relación y es la propia
cantidad de individuos el factor de cohesión como protección frente a los
depredadores.
Esta
cualidad defensiva es, al parecer, la que impulsa a muchos peces como las
sardinas o los arenques a formar grandes bancos, aunque también los
depredadores, los atunes, se asocian en bancos que les proporcionan ventajas
reproductivas o para engullir a sus presas.
En
los mamíferos, la unidad familiar se encuentra en distintos grupos y muchas
veces se reduce a la hembra y sus crías, como es el caso del oso. En otros,
como el león, puede haber uno o más machos con varias hembras y sus
correspondientes crías. Los mecanismos de cohesión en estos casos no son sólo
de tipo instintivo sino que se desarrolla una compleja red de factores de
reconocimiento y relación, que incluye lo que podríamos llamar conducta
afectiva y que es propia de los mamíferos.
La
complejidad psíquica de estos animales, muy desarrollada en primates como el
chimpancé, el gorila, el ser humano, etc, obliga a que el individuo permanezca
un período prolongado de sus primeros años dentro del núcleo reducido de su
madre o de su familia con objeto de adquirir los conocimientos aprendidos que
son propios de la especie, pues el aprendizaje es un mecanismo neurológico que
se basa en el establecimiento paulatino de conexiones neuronales en el cerebro
y que va unido al desarrollo físico del individuo.
Fuente
Tala,
José y Infiesta, Eva. Crisol Enciclopedia Escolar Universal Carroggio.
Carroggio, SA.DE Ediciones-Barcelona
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