Los estímulos internos dependen del funcionamiento
del propio organismo. Por ejemplo, la sensación de hambre que se origina en el
estómago es un estímulo interno que provoca la respuesta de buscar alimento.
Los estímulos externos, por el contrario, tienen su
origen en el ambiente. Así, la aparición
de un depredador en el territorio propio estimula en el animal la respuesta de
protegerse o defenderse frente a la agresión.
El entorno de los organismos incluye diversos
factores que son una amenaza para su supervivencia y a los cuales responden con
conductas específicas. Los comportamientos que muestran los animales frente a
situaciones de peligro se conocen como respuestas de lucha o de huida, ya que
el animal reacciona de tal modo que está listo para pelear o escapar en
instantes. En los mamíferos, los cambios que se producen en el cuerpo y que
permiten la respuesta de huída incluyen: dilatación de las pupilas, aumento de
los latidos del corazón, mayor flujo de sangre a los músculos y al cerebro, e
inhibición del sistema digestivo.
La respuesta de huída es instintiva pero puede ser
modificada por el aprendizaje. En experimentos con cangrejos y langostas se ha
demostrado que los individuos expuestos a un estímulo que al principio
interpretan como una amenaza, después de varios ensayos dejan de percibirlo
como tal y lo ignoran.
Al igual que otros tipos de comportamiento, la
intensidad de la respuesta de huída depende del estímulo que la origina y de
como es percibido por el animal. Si el estimulo es leve, la respuesta es débil,
como en el caso de un caballo que escucha un susurro y se pone tenso unos
instantes. En cambio, una señal intensa puede provocar la agresión o el escape;
si el mismo caballo oye una explosión, huye de inmediato.
La respuesta de huída y el estrés
A principios del siglo XX, Hans Selye un estudiante
de Medicina húngaro, notó que los pacientes presentaban ciertos síntomas
generales por el solo hecho de estar enfermos. Años más tarde, observó algo
parecido en las ratas que utilizaba en sus experimentos. Sobre la base de estas
observaciones, Hans Selye propuso que existe un mecanismo común a todos los
mamíferos para reaccionar ante situaciones nocivas. En una primera etapa la
reacción frente a una amenaza es la respuesta de huida, pero como el cuerpo no
se puede mantener en ese estado todo el tiempo ingresa en una segunda fase de
alerta, de menor intensidad pero más prolongada. De persistir la amenaza el
cuerpo se desgasta y se produce estrés.
El estrés no es una enfermedad en sí, sino que es
un mecanismo que permite evitar o hacer frente a posibles riesgos y amenazas.
Si un individuo se estresa constantemente, sus defensas colapsan y puede sufrir
desde enfermedades leves a graves.
Las causas del comportamiento
A las señales que recibe un animal del entorno y
que provocan en él un comportamiento específico, las denominamos estímulos.
La respuesta a un estímulo dependerá de la
capacidad de percibirlo que tenga un individuo. Alguna especies de aves,
reptiles, peces, protozoos y bacterias pueden percibir campos magnéticos; los
perros escuchan sonidos que los humanos no registran, y los tiburones huelen
sustancias en el agua en cantidades ínfimas. Es decir el comportamiento de un
animal depende del estímulo que recibe. Una amenaza que desencadena la respuesta
de huida es un estímulo externo que proviene del ambiente físico o de otros
animales, pero el comportamiento de caza de un carnívoro puede estar regido por
un estímulo interno, el hambre.
Cada tipo de estímulo provoca una respuesta
diferencial, específica para ese estímulo, y puede constituir tan solo una
parte de la señal que le llega. Por ejemplo el pez espinoso es un pez territorial: en la época de apareamiento, los machos adquieren un color rojo en el vientre y luchan entre sí por el espacio. Tinbergen estudió este comportamiento mostrándoles a los peces a través del vidrio de la pecera figuras de arcilla que iban desde un rombo hasta una reproducción exacta de un espinoso. encontró que los machos solo atacaban a las figuras con una mancha roja, aunque no se parecieran en nada a un pez. Par el espinoso, la visión de un objeto rojo cuando está en celo es el estímulo que provoca el comportamiento de ataque.
Algo más:
Modelos de un pez macho usados por Tinbergen |
El descubrimiento del Estrés
El húngaro Hans Selye (1907-1982), concibió por
mera casualidad la idea del Síndrome de Adaptación General (SAG), sobre el cual
escribió por primera vez en el British Journal Nature en el verano de 1936. El
SAG, también conocido como síndrome del estrés, es lo que Selye señaló como el
proceso bajo el cual el cuerpo confronta -lo que desde un principio designó
como: agente nocivo. El SAG es un proceso en el que el cuerpo pasa por tres
etapas universales. Primero hay una “señal de alarma”, a partir de la cual el
cuerpo se prepara para “la defensa o la huída”. No obstante, ningún organismo
puede mantener esta condición de excitación, por ello existe la segunda etapa
que permite al mismo, sobrevivir a la primera, en ésta se construye una
resistencia. Finalmente, si la duración del estrés es suficientemente
prolongada, el cuerpo entra a una tercera etapa que es de agotamiento; una
forma de envejecimiento debida al deterioro del organismo por mantener
constante el desgaste durante la resistencia.
El estrés en el léxico de Selye podría ser
cualquier cosa, desde la privación prolongada de alimento hasta la inyección de
una sustancia extraña al cuerpo, inclusive, un buen trabajo muscular. Por
“estrés”, él no sólo se refirió al “estrés nervioso” sino a la “respuesta no
específica del cuerpo frente a cualquier demanda”.
Las ideas novedosas de Selye acerca del estrés
ayudaron a forjar un campo enteramente nuevo de la medicina -el estudio del
estrés biológico y sus efectos-, que afloró en la primera mitad del siglo XX,
para incluir el trabajo de cientos de investigadores; es una ciencia que
continúa avanzando en la actualidad especialmente al demostrar la conexión del
estrés con la enfermedad y descubriendo nuevos métodos para ayudar al cuerpo a
lidiar con el agotamiento de la vida.
Aunque sus esfuerzos encontraron escepticismo en un
principio (él no sugirió alguna cuestión radical, como que el estrés tiene una
relación causal con gran cantidad de importantes enfermedades, cardíacas y
cáncer entre otras), los métodos impecables de Selye y su investigación
respecto a la salud y la ciencia profesional de toda índole, gradualmente
ganaron reconocimiento y sus ideas fueron tratadas con respeto.